Encerrados

Caras arrugadas y curtidas en el desaliento,
en el desaliento que las personas pasean,
pasean en el transcurrir del tiempo.
Objetos inanimados,
representan la creación,
Arboles que mueren un poco cada día,
palomas que vuelan en círculo sin salir,
sin salir del lugar donde estan encerradas,
encerradas están por el hombre.
Animales, todos de diferentes especies,
encerrados en jaulas para disfrute,
para disfrute de la vista del insaciable,
del insaciable ser humano.
Diversidad de flores y plantas hermosas,
hermosas de diferentes colores y olores,
colores y olores de claveles y rosas.
Juventud decepcionada, que su vivir no varía,
no varía del transparente engaño,
engaño, que ven cada día.
Ancianos sentados, llenos de un tesoro,
tesoro como de los piratas antiguos,
más no en su cofres,
ni en una lejana y remota isla, sino dentro,
dentro de su mente, en sus recuerdos,
recuerdos que son, su sabiduría.
Todo esto es en resumen,
resumen de lo que el escritor,
el escritor de estas letras, ve y observa,
no menos prisionero que los demás, en su carcel,
su carcel : La monotonía.

La vejez

Aunque te escondas tras piedras enormes,
si te refugias tras puertas de duro roble,
ella te acecha.
Es paciente, tranquila, imparable,
no importa donde huyas,
ella allí estará,
va contigo, te acompaña,
te agota y te desgasta.
La vejez, ese es su nombre.

Mi Madre

Cada día veo como mi queridisima madre va envejeciendo,
se va consumiendo dentro de su debil cuerpo,
un cuerpo que sin embargo dio vida a seis varones.
Seis hijos, grandes como árboles,
siendo ella cuál plantita, fragil, linda, bella,
ahora gris, pero hermosa, asi es mi madre.

Un viejo compañero de desgracias

Antonio exteriomente: 40 años, sin dientes, larga y desatendida melena, uñas descuidadas, ropa desaliñada, enfermo. Interiormente : Paciente, amable, amoroso, legal, bondadoso, agradecido.
Me invita a un café y hablamos.
Después medito, solo en el parque, tengo mucho, Dios me cuida. ¿Que me espera?
Después lo contaré, si Dios quiere.