El Telescopio

Durante mucho tiempo veía caras borrosas, montañas lejanas, defectos en las personas.
Siempre cosas negativas, fealdades, distancias largas e insalvables.
Todos los caminos perdregosos, rios pantanosos, gente impía, rutas interminables,
lugares inalcanzables, maldad, odio, rencor, envidia y avaricia.
Veía tantas y tantas cosas distorsiondas, que me había convertido en alguien triste,
odioso, avinagrado, con desolado rostro, arrugado, feo, insensible y atormentado por un sinfin de mediocres pensamientos. Tal era mi situación, que a punto estube de cometer una locura.
Mas un día, un niño se me acercó y me dijo :
-Carlos, ¿Que te ocurre? ¿Ya no ries, no cantas, no bailas? Testarudo y obscecado te veo.
-No lo sé -le contesté- no lo sé.
-¿Has probado cambiar de postura e telescopio? -preguntó-
-¿A que viene decir eso niño?
-Pues por si no te has dado cuenta, estás mirando por el lado equivocado
-¿Cómo? -pregunté de forma indiferente- ¿Te atreves a corregirme, tu, un infante que nada sabe de la vida?
-Si me atrevo, pues razón tienes, soy solo un niño. Pero como niño que soy, no conozco el mal y la verdad está en mi boca y corazón.
-De acuerdo -le dije- te haré caso y veremos quién tiene razón.
Al instante, caí al suelo, avergonzado. Lloré como nunca, estaba desolado.
-niño, tenías razón. ¡Cuan hermoso es todo ahora!
Veo ahora mas claras las montañas, los rios cristalinos, la gente sonríe, veo mas cortas las caminatas. Por todos lados veo amor, belleza, empatía, gozo, paz, alegría. Hasta los pobres sonríen, son felices con lo que tienen.
-dime, hijo, ¿Cómo puedo pagarte? Por favor, pideme lo que quieras, pues de la muerte segura me has librado.
El niño con limpia mirada y amplia sonrisa, me observó y me dijo :
-El que vuelvas a ser el de antes es mi regalo. Pero si como dices con mis palabras te he ayudado, ¿Puedes por favor "Tito Carlos", comprarme un helado.
-Pues claro que si, mi querido sobrino, ven dame un abrazo.

Moraleja : Nunca te dejes llevar por la amargura y el orgullo, y si alguien te corrige para mejor, págale con la mejor moneda, el Amor.