Los unos y los Otros

Caras orondas y panzas gordas,
junto a rostros demacrados y cuerpos famélicos,
todos caminando por la misma calle.
Al llegar a la esquina, los primeros se sientan en lujosos restaurantes,
para seguir aumentando en vergonzante comportamiento.
Mientras, los otros, quienes ya ni siquiera tienen nombres,
se detienen a observar,
No son, sino un reflejo pasado de lo que pronto nuevos seres sustituirán.
Estos famélicos de cuerpo y demacrados de rostro, pero con espíritu libre,
al caer la tarde recuestan sus cuerpos en cajeros de los grandes bancos,
donde los ricos guardan sus millones.
Esos mismos bancos que guardan la fortuna de unos,
sirven de casa y colchón a los otros.

Optimista, pesimista.... No realista

Si alguien quiere seguir mirando para otro lado que lo haga,
pero yo no puedo, forma parte de mi ser.

En un pasado no muy lejano, el que escribe perteneció a los dos grupos,
más hoy estoy en un tercero, un intermedio,
donde todos somos iguales y nadie es más que nadie.

No olvidéis nunca vuestro pasado, pues la memoria es el alimento con el cual
nadie pasa necesidades. Leed, meditad, y a los otros ayudad.

El Sueño del prisionero

Estoy jugando entre fieros leones,
nadando voy, con delfines y tiburones.
Vuelo con aguilas y veloces halcones,
escalando enormes y orgullosas montañas.
Bajando a hermosos y verdes valles,
me caliento junto a impresionantes volcanes.
Corro y disfruto junto a osos y lobos,
duermo en el desiero,viendo la noche estrellada.
Navego por rios que atraviesan manglares y selvas,
me paseo por la nuebes y obeservo los acantilados.
Soy feliz, libre, lleno de gozo y de paz.
¿Donde vivo?
En el último cuarto de un impoluto y blanco hospital,
al final de un interminable pasillo,
prisionero de mi cuerpo enfermo y gastado, "duermo".
Ahora voy de viaje hasta el fondo del mar,
ballenas me acompañan, veo tesoros de mucho tiempo atrás.
Hermosos y bellos corales,
perlas, diamantes, preciosas en la tierra
más hermosas en los mares.
Si, mi cuerpo está muerto,
pero yo viajo constantemente, ¿Porqué?
Porque sueño despierto.




Para mi amigo Argimú, cuando te encuentres deprimido y solo, sueña despierto.
Pronto hallarás la libertad. Comparte lo que aprendes con los demás
y serás el dueño de donde te quieren encerrar.

Lágrimas

Por tí, lagrimas de alegría solté,
lagrímas de tristeza por tí llevé,
liquido inacabable,
provocado por diferentes razones,
no es inflamable,
y sin embargo a veces quema.
No apaga el fuego y sin saber porqué,
a veces hiela.
Lagrimas, de falsedad, de verdad
de un niño, de hombre, de mujer,
de ancianos y ancianas.
En su mente y por sus recuerdos,
a los fuertes hace tiernos.
No llego a entender,
como algo que está oculto y no se vé.
¡No lo puedo comprender!
Es capaz de parar guerras,
hacer que bellas y bestias se enamoren,
que por ellas todos los humanos sientan desconcierto.
Lagrimas que inspiran poseías, amores.
Lagrimas que incitan raras emociones.
De los ojos salen, en el corazón se preparan,
por la mente pasan, en tu interior simepre están
y solo cuando algo terrible o maravilloso ocurre,
a ellas las dejamos fluir.
Llorar, reir, lagrimas y sangre,
conservalas siempre.

De baldosas y personas

La baldosas de mi salón,
de blanco y reluciente mármol son.
En mi cocina,
son de mármol, blancas y muy finas.
En el dormitorio, son de otro color
mas de mármol siguen siendo,
y no veo diferencia alguna,
pues de la misma cantera el material salió.
En el cuarto de baño, el mármol sigue siendo el protagonista,
Como una reluciente inaugurada autopista.
Así es mi casa, de diferentes colores,
con sus baldosas, pero todas tienen los mismos valores.
Mi pregunta es.... ¿Porqué? ...Si todos los seres humanos,
salimos de la misma matríz,
tenemos las mismas necesidades,
las mismas obligaciones
y a los ojos de Dios, todos somos iguales.
¿Porqué algunos hombres y mujeres,
se empeñan en afirmar que unos nacimos para salón,
para dormitorios vivimos otros,
¿No es la cocina importante para nuestras vidas?
Y ¿No es verdad que al final al cuarto de baño vamos todos?
Por eso siempre hago, poesías, cuentos o relatos,
la única verdadera intención,
es que todos vivamos agusto en la misma casa, la tierra,
y sin ninguna diferencia.
Recordad, si abandonamos alguna de la partes de la casa,
tarde o temprano, todos pagaremos los desperfectos.
Mi consejo es:
Que todos y cada uno de nosotros, sea cual sea nuesto lugar en la casa,
todos salimos de la misma cantera,
y por supuesto, de mármol fino y excelente somos...
¡Sientete orgulloso!


Nota de Carlos : Jamás te avergüences de lo que eres,
ni de donde provienes.... sin tí el mundo no sería igual. ¡VIVE!

Autopsia a un Don Nadie

Su cuerpo yacía inerte sobre la mesa de operaciones del forense. El médico, organizando sus herramientas, preparándose para la autopsia, observaba con estupor y sorpresa lo que tenía delante de sus narices.
A su alrededor, varias personas de diferentes clases sociales y económicas, lloraban desconsoladamente, más no de pena, sino de rabia. ¿Porqué?
Don Nadie, como cada mañana, se despertaba con su reloj corpóreo, el hambre y el frío. Aquel duro invierno se había prolongado más de lo habitual.
Como de costumbre, don Nadie acudía a la misma cafetería, la más cercana, no se atrevía a cambiar y enfrentarse a la novedad. Antes arreglaba su casa, unos matorrales que le servían de refugio y se acicalaba, importante es guardar las apariencias. Luego, tomaba a su perro al que llamaba "tu eres lo que yo siempre deseé", y a paso lento recorría una vez más su camino habitual. Curioso el nombre que daba a su perro, pero don Nadie se consideraba su amigo y no su dueño y envidiaba la vida aparentemente despreocupada de este, de allí el nombre que le puso. Tampoco el canino iba a reprobarle tal nombre, bastante con que se sentía afortunado de haber sido recogido, siendo cachorro de un contenedor de basura, al que fue tirado por el desalmado dueño de su madre. Don Nadie lo cuidó, con poco alimento, pero con amor y muchas caricias.
Juntos marchaban cada día a la cafetería de la esquina, donde una amable mujer ya entrada en años, le pagaba un café y una tostada, pues la pobre tampoco podía permitirse más. Mientras su perro recogía los restos de bacon, jamón, pan y otros restos que caían de las mesas de los comensales. Más tarde iban a un restaurante cercano y pedía con humildad, un poco de las sobras para su perro, sobras que luego compartían ambos. Así transcurría el día para don Nadie y su amigo "Tu eres lo que yo siempre deseé".
Don Nadie tenía el pelo largo, pero limpio, y una barbas que le cubrían el rostro casi por completo. Entre pelo y barba se le descubrían sus verdes ojos, brillantes cual esmeraldas.
Pese a la apariencias, don Nadie, jamás probó una gota de alcohol, y ni un solo cigarillo pasó por sus labios. El ir y venir todos los días de aquí para allá, le había proporcionado una excelente salud, un atlético tono muscular y la frescura de un joven. Siempre fue cortés y educado, más como en toda historia, siempre hay alguien malvado, que había fijado la vista en el, y pretendía amargar su existencia.
Un banquero que lo miraba con desdén, un medico que nunca le quiso atender, un peluquero que jamás le ofreció sus servicios, pues veía en don Nadie a alguien con tan mala apariencia, que podía ser una mala imagen para su negocio. Total, un grupo de señoritos hipócritas y demás.
Un día don Nadie no salió de su refugio y su perro ladró y ladró, desde el amanecer hasta el alba, mas nadie salía a calmarle.
Don Nadie murió aquella noche, de puro frío, pero una enorme sonrisa resaltaba en su rostro pálido y sin vida. Era como si hubiera vuelto a su niñez, cuando su madre lo tomaba en sus brazos y le acariciaba tiernamente, tal aspecto tenía que parecía un ángel.
Ahora en aquella mesa de autopsia, por fin vieron su rostro, dientes blancos y perfectos, aquellos profundos y maravillosos ojos verdes. Por dentro, su corazón estaba fresco, con el brillo de una maquinaria que aún le quedaban muchos años por delante para funcionar, sus pulmones limpios, su hígado impoluto, todo en el estaba integro y saludable, como si de una criatura con pocos años de vida hubiera perecido.
Entonces aquellos que en vida lo ignoraron, aquellos que lo despreciaron, amargamente lloraron, pues todos ellos tenían algún familiar necesitado de aquellos órganos ya ahora perdidos y que les hubiesen salvado la vida.
Don Nadie hacía ahora honor a su nombre, pues nada era, salvo un cuerpo inerte, que en poco tiempo se hecharía a perder. En un bolsillo de su chaqueta, llevaba una nota que decía : "Si alguna vez me ocurriera algo mortal, que todo lo que en mi cuerpo pueda servir para dar vida a otros, sea donado para todos aquellos que sin conocerme me odiaron.
Pero ya era demasiado tarde, sus órganos ya no valían y con el tiempo, los familiares de los que se creyeron más que el fallecieron. No tuvieron la culpa de la muerte de don Nadie, pero pagaron los errores de los otros, (que cada cual saque la conclusión que le parezca).

Se comenta que cada día una mujer que era ciega, ya entrada en años, si, la mujer que siempre invitaba a café y tostadas a don Nadie, pasea con un perro al que curiosamente llama : "tu eres todo lo que yo siempre deseé". Pero lo mas curioso de todo esto, es que la mujer ahora si puede ver y dicen que sus ojos antes blancuzcos y apagados, ahora son verdes y brillantes como las esmeraldas más hermosas y luce su sonrisa blanca y limpia. Dicen haber visto en su cartera la foto de un hombre melenudo y con barbas, al que ella cuando le preguntan dice : era mi hijo, murió hace un año, sin saber que yo era su madre y no pude verle, hasta que me dieron sus ojos.
El perro ladra, ella ríe, juntos van a llevar agua y comida a unos matorrales donde ahora vive otro don Nadie. Charlan y alegres pasan allí casi todo el día.
-Bueno, Miguel, mañana vendremos y te llevaremos a casa, pues tu habitación está preparada a tu gusto -le dice la amable viejezuela a un don Nadie, al que ahora cobijará en sus hogar-
-Gracias buena señora, que Dios se lo pague -responde humildemente el don Nadie-

Nunca desprecies a nadie por su apariencia, pues en cualquier don Nadie, puede esconderse la esperanza y la vida que todos buscamos.

Transplante de Corazón

En un lugar cualquiera,
un día cualquiera,
más no a una persona cualquiera,
una carta le llegó.
Con algo de sorpresa,
más sobrada indiferencia, la abrió.

Sentado en la comodidad de su amplio hogar,
procedio a dar al documento lectura :
"Estimado caballero, por muchas personas
ha sido usted examinado,
y a esta conclusión todos hemos llegado,
de la necesidad que muy señor nuestro tiene
de ser, de corazón transplantado.
Tenga a bien , distinguido caballero,
de pasarse por el edificio de la esperanza
y preguntar por el Doctor Razón".

Enfadado y de manera foribunda,
enttre gritos e insultos,
la carta, contra el suelo estrelló.
Al momento sin embargo, la curiosidad le picó
Pues a si mismo se preguntó:
-¿Quién se atreve a decirme lo que hacer?
Iré hoy mismo y cuatro cosas a ese doctor le diré.

Pasado el momento de incertidumbre e incredulidad,
caminó por la calle, cabizbajo y meditativo,
y al pasar por una plaza, a un hombre se encontró.
no pudo menos que detenerse ante su presencia
y su lado sentarse,
pues como el mismo observó el personaje en sí,
que lleno de cicatrices se encontrase.
Por su aspecto, la pierna derecha y el brazo izquierdo
bajo reciente vendaje eran meros muñones,
-Por una terrible experiencia debe haber pasado -en sus adentros pensó-.
Largo rato pasó observando, y poco a poco una tristeza le embargó.
Empatía sintió por aquel desdichado hombre,
dejó de pensar en si mismo y sentir pena
por primera vez en su vida.
Si, por otro ser humano se preocupó.

Fueron transcurriendo los minutos,
minutos que parecían eternos,
en ese preciso instante,
este hombre, hasta ahora tan terrible,
unas lagrimas soltó.

Cuando iba a marcharse, el personaje le preguntó.:
-¿Porqué llora usted?
a lo cual respondió sin tapujos:
-Pues por usted, que al verlo así,
he comprendido el ajeno sufrir.
Ahora le dejo , que a una clinica tengo que ir.
-no es necesario -le contestó el amputado-
En este momento ha sido usted curado,
su corazón ya está transplantado.
¿Cómo? No lo entiendo ¿Quién es usted?
-yo soy el Doctor Razón y usted, mi paciente -complaciente respondió-
Hasta hoy se comportaba de forma egoista,
Tan solo en si mismo pensaba,
sin preocuparle lo mas minimo,
el resto de los seres humanos, animales, plantas y todo cuanto en la tierra se mueve.
Más al verme, usted se enterneció y por fín comprendió,
que su corazón estaba enfermo, pero no fisicamente, sino emocionalmente.
Al mirarme y sentir pesar, un cambio extraordinario ha sufrido,
ahora es usted alguien con sentimientos.

-bien ya está curado, ¿Le dolió la intervención?
-En absoluto, es mas , ha sido gratificante,
me siento más feliz, mas alegre, mas completo.
Gracias, muchas gracias, Doctor Razón. ¿Pueso hacer algo por usted?
-Ya lo hizo, puede irse tranquilo, pronto vendrá alguien que necesite otro transplante,
sea de ojos, otro de oidos tal vez,
aún otro del habla requerirá un cambio,
y así, un sinfín de seres, que deben ser cambiados a mejores personas.

y tu lector, ¿crees que debes ser transplantado de algo?
Exmainate y si es así, pues ve rapido, al Doctor Razón,
siempre lo encontraras sentado en la plaza y es felíz,
pese a sus perdidas, sus mutilados miembros, es feliz.

Encerrados

Caras arrugadas y curtidas en el desaliento,
en el desaliento que las personas pasean,
pasean en el transcurrir del tiempo.
Objetos inanimados,
representan la creación,
Arboles que mueren un poco cada día,
palomas que vuelan en círculo sin salir,
sin salir del lugar donde estan encerradas,
encerradas están por el hombre.
Animales, todos de diferentes especies,
encerrados en jaulas para disfrute,
para disfrute de la vista del insaciable,
del insaciable ser humano.
Diversidad de flores y plantas hermosas,
hermosas de diferentes colores y olores,
colores y olores de claveles y rosas.
Juventud decepcionada, que su vivir no varía,
no varía del transparente engaño,
engaño, que ven cada día.
Ancianos sentados, llenos de un tesoro,
tesoro como de los piratas antiguos,
más no en su cofres,
ni en una lejana y remota isla, sino dentro,
dentro de su mente, en sus recuerdos,
recuerdos que son, su sabiduría.
Todo esto es en resumen,
resumen de lo que el escritor,
el escritor de estas letras, ve y observa,
no menos prisionero que los demás, en su carcel,
su carcel : La monotonía.

Mira por mis ojos





Cuando me miras,
tan solo ves a través de tus ojos.
Si de veras quieres conocerme,
observa y penetra dentro de los mios.
Donde ves valor, solo hay miedo.
Donde ves fuerza, solo hay debilidad.
Donde ves rudeza, solo hay ternura.
Donde ves odio, solo hay amor.

Manta Callejera




Te echo de menos,
te anhelo, en ti cada día pienso
y al llegar la noche,
de ti, ¡Cuánto me acuerdo!
Si, en esas frias y solitarias noches que pasé en la calle.
Bajo la desnuda interperie, con el cielo estrellado de techo,
y el frio marmol como colchón.
¡Cúanto te echo de menos!
A tí mi amiga, mi consuelo, mi calor.
Si, tu, mi manta callejera,
tu olor a miseria, a pobreza
a calor humano, a tristeza.
Tu que a todo el que te buscaba abrías tus alas
y les daba abrigo,
no te importaba su condición social, ni economica,
siempre dispuesta a dar asilo a los marginados,
pobres, locos y despreciados por la gente.
Cuantas noches felices pasé contigo,
contandote mis penas,
hasta que al final, cuando caía rendido,
tu me consolabas, con tu piel gastada,
y tu alma destrozada de tantas y tantas vidas que por tí pasaron,
y a todas las cuidabas.
Un día me olvidé de tí, te abandoné,
me llevaro a un lugar nuevo, limpio, sin tu olor,
solo el olor a hipocresía a mentiras a falsas promesas.
Me dijeron que sería feliz, que tendría una hermana tuya, solo para mi.
Mas era fría, insolidaria,
no permitía mas que a una persona,
en un lugar llamado cama.
Cientos y cientos de personas,
junto a frias ventanas,
por las cuales no podía ver nada.
Alguien gritaba en la noche : -¡A dormir!
y todos cerrabamos los ojos, yo también,
pero por dentro, me acordaba de tí.
¡Cúanto me arrepiento de haberte dejado!
Tú que siempre me cuidaste, no importa donde fuera,
conmigo siempre estabas.
Últimamente pienso en huir de aquí,
volver contigo y con mis amigos, a sentir el calor humano
el olor a vida,
el dormir cada noche en distinto sitio, pero siempre contigo.
¡Oh! ¡Cúanto te echo de menos!
Hoy cuando las luces se apaguen,
me iré a través del desagüe,
y volveré a tí.
Si, pues prefiero mil veces oler mal estando contigo,
a oler bien y no sentir nada, esperame este noche.
Por favor, esperame, mi querida y amada,
"manta callejera".